CRÓNICAS INSTANTÁNEAS
Y finalmente un día se baja el telón. Y el show si bien continúa, ya nada será igual. Tuve y tengo aún a estas horas, el enorme privilegio de ser contemporáneo con Manu Ginóbili. A partir de hoy, la leyenda. Su historia, su enorme talento, la más absoluta inteligencia en beneficio del juego colectivo y aunque no lo crean, su sincera humildad. Este hombre, que supo ser el mejor jugador del mundo, dejando afuera a la NBA por supuesto, llegó tímido y dispuesto a aprender en la mejor (¿existe alguna duda?) liga de baloncesto del planeta.
Alguna vez Michael Jordan compartió equipo con personajes de Looney Tunes y de eso se trata. El manejo de la fantasía. Y ahí, donde la magia explota de sabores aparece la imagen de Manu. Magia en estado puro.
Está noche, una de las más importantes franquicias de la NBA, colgará en su estadio la camiseta que usó Ginóbili. Para que se entienda, nadie más en la historia de San Antonio Spurs podrá usar el número 20 que Ginóbili uso durante 1057 partidos en la NBA. Tremendo homenaje. Respeto sublime a un jugador extranjero. Sé que no significa nada para muchos argentinos, pero hablamos de un país donde las tradiciones deportivas no son solamente un final feliz de Hollywood.
Está noche, a mi modestísimo entender, Emanuel David Ginóbili quedará grabado a fuego como el mejor deportista argentino de la historia.
Gracias por todo. Fue un placer.
Victor Valenzuela